- A ver María, a ver si entendí. Entonces, tu abuelita, osea doña Tere, es la dueña, pero Rosi es la chef.
- Bueno, mi abuelita también cocina.
- Ajá.
- Y prepara un mole para chuparse los dedos y yo unas galletas de canela mmm ¡riquísimas! Las tienes que probar.
- Jaja. ¿Y tú no estás muy chiquita para cocinar?
- No.
María es la nieta de doña Tere, la chef del restaurante El Molcajete, que lo abandonó por la muerte de su hija. Para no cerrar, pusieron al frente a la chef Rosi, una cocinera que apuesta por la fusión mexicano-francesa y light en la cocina. María hará todo lo posible para que su abuela vuelva sentir pasión por la cocina y lleve de nuevo las recetas tradicionales mexicanas al restaurante. La niña ha heredado la pasión de su familia por la cocina, y juega en su habitación a hacer pasteles, recordando los olores de la cocina tradicional mexicana. Para animar a su abuela, organiza una comida en el restaurante, obligándola a cocinar de nuevo, y ella la ayuda preparando unas galletas de canela que encantan a todos los comensales.
En esta película vemos México desde la cocina, con sus platos llenos de tradición y sus formas típicas de preparación, y vemos las nuevas creaciones, usando una base de la cultura y mezclándola con ideas de otras gastronomías. Tan difícil elegir solo una de ellas como le resulta a Jocelyn.
Galletas de canela
Ingredientes para 4 personas:
- 350 g de harina
- 250 g de mantequilla
- 150 g de azúcar moreno
- 1 huevo + 1 clara
- 2 cucharadas de canela
- 200 g de azúcar glass
- 1/2 cucharadita de zumo de limón
Mezclamos todos los ingredientes hasta conseguir una masa un poco harinosa. La envolvemos en papel film y la metemos media hora al frigorífico.
Extendemos la masa con un rodillo sobre una superficie enharinada hasta que alcance unos 5 mm de grosor. Cortamos galletas con un molde de molinillo y las colocamos en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal. Horneamos a 180º durante 15 minutos. Sacamos del horno y dejamos enfriar.
Hacemos una glasa real para decorar las galletas. Montamos la clara a punto de nieve blando y añadimos el zumo de limón. Seguimos batiendo y añadimos cucharada a cucharada el azúcar glass, hasta conseguir un punto de nieve fuerte. Introducimos un poco de glasa en una manga pastelera y delineamos las galletas. Añadimos agua muy poco a poco a la glasa restante para conseguir una teztura más fluida para rellenar. Cuando la obtengamos, la ponemos en una manga y rellenamos las galletas con ella. Podemos expolvorear un poco de canela sobre ellas antes de que la glasa se seque.
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