miércoles, 12 de febrero de 2020

Las locuras del emperador


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—¿Todo preparado para esta noche?
—¡Oh, sí! Empezaremos con sopa y una ensalada ligera para abrir el apetito...
—¡No digo la cena! Digo lo otro.
—¡Oh, claro! El veneno. El veneno para Kuzko. El veneno especial para matar a Kuzko. El veneno de Kuzko... ¿Ese veneno?
—Sí, ese veneno.
—Aquí está.
—¡Excelente! Se lo echarás en su copa, luego propondré un brindis y habrá muerto antes del postre.
—Una lástima, porque estará delicioso.

Kuzko entra en la sala.

—¡Voy a tope! ¡Vamos a zampar! Soy un rey con un hambre real. ¿No... estarás molesta porque te he despedido?
—No, en absoluto. Kronk, sirve una copa a su alteza.
—¿Una copa? Claaaaaro. Alteza...
—¡Huele a chamusquina!
—¡Ay, mis buñuelos de apio!



Kuzko es un emperador inca déspota y adolescente, al que no le importa el bienestar de su pueblo o sus subordinados. Solo le interesa él mismo y su diversión. Y dentro de esa diversión está la comida. Comer y beber, y no cualquier cosa, es una de las actividades que se repiten en las escenas de esta película, casi siempre preparadas por Kronk. Y parece que tiene dotes para ser un buen cocinero, aunque la ambientación de toda la película y de las recetas solo hacen referencia al mundo inca de refilón.

En esta escena, Izma le ha pedido a Kronk que prepare una cena para envenenar a Kuzko. A Kronk le encanta cocinar, así que prepara una grandiosa cena, aunque sea esa la parte que menos importa del plan. Mientras echa el veneno en la copa del emperador comienza a oler a quemado y le da el tiempo justo para salvar sus buñuelos de apio. Eso (y el postre) es lo único que sale bien esa noche.


Buñuelos de apio

Ingredientes para 12-16 buñuelos:














  • 2 chalotas
  • 1 diente de ajo
  • 1 tallo de apio
  • 1 kg de espinacas
  • 2 huevos
  • 200 g de queso feta
  • 2 tomates secos al sol
  • Sal y pimienta
  • Aceite
  • Masa de hojaldre
Picamos las chalotas y las pochamos en una sartén grande con un poco de aceite. Añadimos el apio y el ajo picados y removemos unos minutos más. Agregamos las espinacas, salpimentamos, removemos y dejamos que se hagan tapadas a fuego suave durante 10  minutos.

Batimos un huevo y le añadimos el queso y los tomates troceados y mezclamos bien. Añadimos las espinacas y mezclamos de nuevo.

Extendemos la masa de hojaldre y la cortamos en 12-16 cuadrados. Añadimos una cucharada de espinacas en cada uno.

Batimos el otro huevo y untamos dos bordes de los cuadrados de hojaldre, para ayudarnos a cerrarlos. Doblamos cada cuadrado en forma de cono y los colocamos en una bandeja de horno. Los untamos con el resto del huevo batido y horneamos unos 25 minutos.