martes, 25 de septiembre de 2012

Un toque de canela



Todos los domingos, la familia se reunía. Celebrábamos una auténtica fiesta culinaria. Participaban todas las mujeres, incluso la tía Elviniki, que tenía parkinson. 
La más competitiva era tía Elefteria, que conocía todos los secretos para convertir un plato en algo excepcional. Para seguir siendo la mejor, cuando les daba sus recetas a las demás, nunca eran del todo correctas. 
- Te lo diré pero guárdatelo para ti, ¿eh?
- Descuida. Dorotea, tu no escuches.
- Para que salga así primero tienes que saltear el relleno con aceite y cebolla.
- Sí, eso ya lo sé.
- Y las hojas de parra tienen que estar en remojo toda la noche.
- Eso también lo sé.
- Pues escucha que viene lo más importante. Cuando el relleno está listo, tienes que añadir una pizca de kisa mamut
- ¡Ah! ¿Eso no es amargo?
- Solo sí, pero le pones un poco. Y es fundamental para hacer unos deliciosos dolmades.

Esta película entrelaza la gastronomía con la vida, formando un cuento de sabores, olores y matices. Debido a la enfermedad de su abuelo, Fanis debe viajar a Turquía y allí rememora toda su infancia. Recuerda los momentos duros que marcaron su visión de la vida, su primer amor, los consejos sobre la vida y la cocina que su abuelo le enseñaba... y se reencuentra con personas de su pasado. La historia nos cuenta que cada pequeña cosa que nos pase en la vida, aunque no le demos importancia, servirá para formar el resultado final, como las especias, que pueden pasar desapercibidas en un plato, pero le dan el sabor final. Así, siguiendo las metáforas que aparecen en toda la película, para vivir hay que aprender a conocer el punto adecuado de cada especia. En esta escena, todas las mujeres preparan una gran comida, mientras Fanis, de niño, las observa. La tía Elefteria enseña la receta de sus famosos dolmades, diciéndoles al resto de mujeres que añadan una especia que sirve para hacer cataplasmas para los granos, así que cuando la intentan hacer luego, es un desastre.



Dolmades

Ingredientes para 2 personas:



  • 10 hojas de parra
  • 50 g de arroz
  • 200 g de carne picada de ternera
  • ½ cebolleta
  • 1 cucharadita de pasas
  • 1 cucharadita de piñones
  • 1 punta de cucharilla de canela
  • Perejil
  • Menta
  • Sal y pimienta
  • ½ limón
  • Aceite
Lavamos el arroz para quitarle el almidón.
Escaldamos las hojas de parra y les quitamos el rabo.
Picamos la cebolleta y la salteamos junto con la carne picada. Salpimentamos y mezclamos en un bol con el arroz, las pasas, los piñones, la canela y un poco de menta y perejil.
Extendemos las hojas de parra y repartimos el relleno, poniendo un poco en el centro de cada una. Enrollamos cada hoja como un cilindro y antes de acabar metemos los bordes y enrollamos la parte restante.
Colocamos las hojas en una cazuela con la abertura hacia abajo y añadimos un vaso de agua y el zumo de medio limón. Colocamos un plato encima para evitar que se abran durante la cocción. Cuando hierva el agua, bajamos a fuego medio y dejamos cocer 1 hora tapadas.
Se sirven frías. 



1 comentario:

  1. Últimamente no os pillo recetas que me satisfagan demasiado.
    Ésta por ejemplo no me llama la atención ni el envoltorio, ni el contenido.
    En fin un rollo (un rollo ¿lo pillas?)
    Fíjate que cosas, a los autobuses de las grandes ciudades turcas les llaman dolmus porque siempre van llenos hasta los topes.
    Hablando de enrollarse, donde estén unos canelones como los que nos hizo tu abuela el otro día...

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