—Hamburguesas, albóndigas, pescado frito, espagueti con crema, espinacas con crema, mucha crema. No cocinaré esta mierda —dice Shayn Weiss, tirando la carta contra la mesa.
—¿No quieres trabajar?
—Una puta es una puta. Yo soy un cocinero.
—Bien, la puerta está allí —le dice Zinos cabreado. Pero cuando Shayn sale por la puerta va tras él— ¡Eh, espera un momento! Tampoco me gusta, pero le gusta a los clientes.
—No saben nada. La gente se llena la barriga con mierda.
—Así es el sistema.
—¿Eres un oportunista?
—No, pero no estoy para lujos. No es un restaurante gourmet, es lo que es.
—Se venderá todo. Vendemos lo que no puede venderse. Magia, una ilusión. Humo y espejos. Y excesos. Mira. 45€.
—Genial, lo ponemos en la carta.
—Tienes cuarenta platos en la carta, pero todo sabe igual. Por el mismo precio te hago cuatro platos diarios. Comida para el alma.
Zinos es un cocinero griego que vive en Hamburgo. Tiene un restaurante cutre del que quieren echarle para construir viviendas, su novia se ha ido a vivir a Shangai y se ha fastidiado la espalda. Todo parece ir de mal en peor. Incluso contratar como nuevo chef a Shayn Weiss, con su mal humor, no parece que mejore las cosas... Pero con la mano adecuada en la cocina... nunca se sabe.
En esta escena, Shayn Weiss le demuestra a Zinos lo que se puede hacer con ganas y creatividad, utilizando lo mismo que ya había en la carta. Pero poner bonita la mierda no hace que deje de serlo. Así que tira el plato que acaba de preparar a la basura y le propone otra cosa: hacer comida para el alma.
Humo y espejos
Ingredientes para 2 personas:
- 50 g de espinacas
- 1 patata
- 6 palitos de pescado
- Mayonesa
- Ketchup
- Perejil
- Sal
- Aceite
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